V
Recreación y Castigo.
“The man who lies to himself and listens to his own lie comes to such a pass that he cannot distinguish the truth within him, or around him, and so loses all respect for himself and for others”.
“El hombre que se miente a sí mismo y escucha su propia mentira llega a tal punto que no puede distinguir la verdad dentro de él, o alrededor de él, y así pierde todo respeto por sí mismo y por los demás.”
F.Dostoevsky.
Los miércoles es Recreación. En la plazoleta ponen dos grandes bocinas –les dicen bafles-, una grabadora de cinta, música a todo volumen. Se oyen los hits y grupos del momento. Todo el mundo quiere bajar. Quizás bailar –pegao- con la chica que le gusta. O empezar una amistad. Da lo mismo. Es un paréntesis. Un escaso tiempo de libertad de apenas hora y pico.
Por eso es importante la Recreación. Porque lo demás es casi castigo. O castigo: Existe un Consejo Disciplinario a cada nivel. Un Consejo de Albergue, y otro de Escuela. La jurisdicción del Consejo de Albergue tiene potestad de la puerta para adentro. El Consejo de Escuela abarca todo: campo, docente, comedor. Cada alumno comienza la semana con 100 puntos en una libreta que llevan los instructores. Se pierden puntos por indisciplinas como hablar y moverse en la fila, no usar correctamente el uniforme, limpiar mal, llegar tarde a la clase. Hay faltas graves: comer doble –pasar dos veces por el comedor-, fumar, fijarse en los exámenes. Todos los instructores se reúnen con sus libreticas y deciden quien va al Consejo. Con menos de 70 puntos tienes problemas.
El Consejo de Albergue puede sancionar desde limpiar después del silencio o limpiar el baño. No bajar a la Recreación es la más dolorosa sanción. Enviar el alumno al Consejo Disciplinario de la Escuela es aterrador porque significa al menos quedarse sin pase. Esa es otra historia. Hoy toca Recreación. Todavía no hay Castigo.
Aldi se para sobre las taquillas que separan los cubículos: la inspección va a pasar rápido para que puedan bajar… Allá abajo hay música… el que quiera bailar, hablar con la noviecita o comermierda que forme aquí, en el pasillo, después de pasar la inspección.
La inspección apenas revisa. Se van. Aldi dice: a formar para bajar. Corro al pasillo. La mayoría de mi aula se queda. Unos leen. Otros revisan las taquillas. Ya nos dicen los intelectuales. Los burguesitos.
La música de la plazoleta invade toda la escuela:
Fly, robin fly/Fly, robin fly/Fly, Robin fly/Up, up to the sky…
Es un grupo que se escucha mucho en la radio: Silver Convention. Con tremendo ritmo:
Fly, Robin fly/Up, up to the sky…
¡Arriba, formando! Es Molesto. Siempre enojado. Con nadie en específico. Tal vez con él mismo. ¡Formando aquí para bajar a la recreación!, grita molesto. En la fila los muchachos empujan, ríen. La jodedera. Molesto todavía más alterado: ¡Oye, pinga, a formar a no baja nadie¡¿oyeron? sí, ustedes mismiticos, los de adelante.
La música, las chicas. Salir un rato de este ambiente. El Ruso se queda. Lee. Vino de Europa hace poco. De la Union Soviética donde su padre en diplomático. Por eso le dicen Ruso. No suelta los libros. Es uno de los que nos ha dado la fama de burgueses, de intelectuales, hijos de papa. Tampoco baja el Coco –es hijo de un viceministro- y Carlos, el Asmático –no es hijo de nadie, que yo sepa.
La música esta sabrosa. Ahora suena así:
Get up and boogie/Get up at boogie/Boogie/Boogie/That's right…
Mientras estamos formados, en atención, en fila para divertirnos, vaya cosa, me pregunto cómo será el mundo fuera de la beca. ¿Habrá recreación y tantas muchachas juntas? Arriba, bajando, interrumpe Molesto mis preguntas existenciales. Llegando a la escalera la fila se rompe. Tropel. Escándalo descolgándose escaleras abajo. Molesto, desde el hueco de la escalera: ¡Oye suave! Bajen en orden porque los vuelvo a subir y se acaba esto antes de empezar…
En la plazoleta hay algunas niñas. A un lado, una grabadora de cinta, unas bocinas enormes. Es un profesor quien pone la música. El equipo se detiene. La cinta se ha enredado. Roca, uno de nuestro grupo, se acerca y ayuda. El sí sabe de esto. El padre de Roca es quien pone los micrófonos para los dirigentes en los actos políticos, hasta a Fidel.
Dice el Roca: a ver, profe, mire, la cinta esta machucada… hay que quitarla. Déjeme a mí. Esta es la noche de Roca. Cada uno tiene su momento de gloria. Este es el suyo: desde ahora será el responsable del audio de la escuela. No tendrá que hacer filas ni ir al campo. Roca, el hombre de los micrófonos y la música de la Recreación. En un minuto saca la cinta, y pide otra al profesor. El profesor abre un maletín, saca otra grabación y le dice a Roca: pon esta, que es buena. Roca coloca la cinta con maestría.
Se oye:
The stars are out and shining/But all I really wanna know/Oh, won't you show me the way, yeah/I want you to show me the way
¿Quién es ese?, pregunto a Roca. Él no sabe. Lo he oído, dice al fin, es muy nuevo… Es Piter Franton, dice un mulato delgado que se acerca. No tiene uniforme. Podría ser un profesor. Pronuncia Frampton sin acento. Profe, dice Roca, usted si sabe música… y inglé. Claro, alumno, soy el profesor de inglés.
El profe de inglés se presenta como Moncada. Nunca duerme en la escuela. Pero esta noche está de guardia. Es músico. Como casi todos los músicos, no baila ni sabe trajinar los equipos. Hay que ponerle los micrófonos. Explica el profe Moncada que Piter Franton es un fenómeno nuevo del rock; usa algo que llama Talk Box, no es nuevo que no es nuevo en la música. En un recital en vivo en San Francisco, lo que están oyendo ahora, dice, lo puso de moda. Acaba la canción de Frampton, y ahora son unos acordes muy simples, como de misterio, golpes de bajo. Voces de negros americanos.
Cantan así:
Papa was a rolling stone/Wherever he laid his hat was his home/And when he died, all he left us was alone/Papa was a rolling stone (my son, yeah)
El profe Moncada, por encima de la música, enseña: esos son los Tenteinchons, de la Moutaun. Nos miramos. Nadie sabe que es la Motown. Algunas parejas bailan. Son los de grados superiores. En unos minutos, suena el timbre. Se acabó la Recreación. En la primera Recreación hemos conocido al profe Moncada. Inolvidable profesor Moncada. Como la Recreación, ha sido un soplo de libertad hablar de otra cosa con él.
De regreso al albergue, Aldi, parado en la puerta del albergue y con una sonrisa cínica, nos da la bienvenida a su predio, y pregunta si nos hemos divertido allá abajo.
VENTANA 5: Consejo Disciplinario.
Los estudiantes y profesores lo llaman el Consejo, a secas. Es un panel integrado por estudiantes de grados superiores y a veces presidido simbólicamente por un maestro. Los estudiantes son los máximos dirigentes de Vida Interna –albergues y comedor-, campo, docencia, y la FEEM (Federación de estudiantes de la Enseñanza Media). El estudiante comienza el domingo, al regresar del pase, con 100 puntos en su favor. A medida que avanza la semana va perdiendo puntos por cada falta cometida. Esas listas son cotejadas al final de la semana en una reunión previa al Consejo. Si el estudiante tiene menos de 70 puntos al sumar las áreas, es enviado al Consejo Disciplinario de la Escuela.
El Consejo. Aterra estar frente a los instructores. Son implacables. Hay que pararse en atención frente a ellos. No hay posibilidad de defenderse. No hay nadie a favor del alumno. Es la palabra del instructor –quien a veces va al Consejo- lo único válido. El veredicto suele ser rápido y no negociable.
El Aconsejado. Decirle a un estudiante “tienes Consejo el viernes” es peor que propinarle un golpe, un castigo. El alumno no puede dormir bien ni atender a clases. Con seguridad le suspenderán el pase. Hay quienes son habituales en el Consejo. Se les llama “reincidentes”. Es una etiqueta que una vez colocada es de difícil remoción. Tal vez el alumno lo que quiere es que los acaben de expulsar de la escuela.
El Consejero. En ocasiones no se ponen de acuerdo con la sanción a imponer. La deliberación dura mucho tiempo. Las mujeres en el Consejo son las peores. La razón habría que buscarla en el baúl de los tiempos. Lo curioso es que los consejeros toman su trabajo con ligereza, desenfado, casi como una diversión. Se ríen mientras dicen “dos semanas sin pase”; “limpiar el edificio docente después de las nueve de la noche por un mes”; “!ah pero te ríes…! ¡Otra semana más sin pase!”.
Commentaires