top of page

EN POCAS PALABRAS

  • Foto del escritor: Francisco Almagro
    Francisco Almagro
  • 21 mar
  • 3 Min. de lectura

La Patria solo con Todos.



Foto Unplahs


Por Francisco Almagro Domínguez


Mientras el gobierno republicano de Donald Trump cancela parte de los contratos de la USAID (Agencia Norteamericana el Desarrollo Internacional) y afecta de manera tangencial o frontal a decenas de publicaciones anticastristas del exilio, sesiona en Cuba el llamado Coloquio Internacional “Patria” cuyo objetivo no sinuoso es conformar un frente común antinorteamericano. Pareciera que los planetas del totalitarismo se han alineado para silenciar las voces disidentes al régimen cubano.

Los medios contra-involucionarios fuera de la Isla han recurrido a la vieja costumbre de las subvenciones por suscripción. Desde los tiempos de Gutenberg era la manera de pagar a los escritores y a las imprentas. Se conseguía un mecenas, un anunciante -los comerciales fueron las primeras publicaciones periódicas- o la ayuda del gobierno, o una institución. En el primer caso el periódico debía sacrificar espacios y paginas en favor de la marca comercial. En el otro, el gobierno o la institución administraban la política editorial con rigurosas exigencias. En ambos casos la censura por acción u omisión es evidente. Poco han cambiado las cosas desde entonces: quien paga, ordena. 

Por esa razón algunos argumentan que el periodismo nunca podrá ser “independiente”. Siempre responde a quienes costean las rotativas, sufragan los viajes y las vidas de los autores, mantienen en el éter las plantas de radio, televisión y los servidores de Internet. Bajo tal principio el régimen cubano ha acusado a la prensa independiente de “mercenaria” pues buena parte recibe subvenciones de un gobierno extranjero (la mentada USAID, agencia federal, es decir, adjunta al ejecutivo de los Estados Unidos y sus políticas).

Quizás en el plano moral podría justificarse una prensa anticastrista pagada por intereses foráneos. No será la primera vez. Los gobiernos totalitarios fiscalizan la información de forma monopólica; su control obedece a la línea del Partido-Estado, única fuente de información. La forma de contrarrestar esa hipnótica forma de controlar al ser humano es ofreciendo una versión alternativa. Pero debemos admitir que es una “guerra comunicacional” que rebasa el plano técnico para entrar en antípodas políticas, éticas y filosóficas.

Los comisarios e ideólogos comunistas cubanos usan, precisamente, la experiencia de la publicación “Patria”, fundado por José Martí en el Siglo XIX (1892), para contratacar lo que llaman “prensa mercenaria”. Este periódico salía en Nueva York los sábados a un costo de 5 centavos (un nickel). Venía con una aclaratoria necesaria: "Los productos del periódico se destinan a su mantenimiento". Patria era el portavoz del Partido Revolucionario Cubano. Su meta era concientizar la necesidad de la independencia de España. Otros medios por aquella época, en la Isla o fuera de ella, apoyaban el anexionismo, el reformismo, o cualquier otra corriente política. Ni comprar Patria ni apoyar la publicación era obligatorio. Más bien era un sacrificio para lectores y hacedores, por su muy escasa tirada.  

Con este probable “corte” de las subvenciones a ciertas publicaciones adversarias del régimen cubano se abre una crisis, la cual significa oportunidad y peligro. Peligro porque ciertas publicaciones mediocres desaparecerán con todo el lastre de sus compromisos no profesionales. El periodismo anticastrista podrá ser una profesión secundaria, a veces, y como debe ser en circunstancias de beligerancia política, una donación altruista de talentos y creatividad.

Como antaño, los buenos periodistas cubanos “no comerán” de lo que produzca la pluma. Nuestra tradición no viene de periodista a tiempo completo, sino de maestros, historiadores, políticos, médicos, y abogados-notarios. Por cierto, muchísimos colaboradores en estos años han escrito en los medios anticastristas sin cobrar un solo centavo. Y eso no se sabe o no se dice. Es duro pero muy sano: permite la libertad de decir lo que quiera hasta que la agencia o los lectores lo aguanten. Será también  una oportunidad no solo de reflejar la verdad, sino de exponer ideas constructivas. Señalar lo malo, lo evidente, cansa, hastía. Poco tiene de mérito y mucho de estridencia, de inutilidad, de narcicismo intelectual.

El reto es aún mayor cuando el régimen, en su fase final, hace una reunión en suelo cubano con el propósito de buscar la “interacción social con fenómenos como la desinformación, el discurso de odio y la manipulación”. En el colmo de su ceguera han recordado la publicación martiana Patria, nacida en territorio norteamericano, pagada por suscritores emigrados, sin preguntarles filiación política o recursos económicos. La Patria es, como su origen lo indica, el Páter, el padre que engendra y protege. La Patria no es una ideología, ni siquiera un territorio, aunque sea el lugar donde nacemos.

La limitación de fondos para las publicaciones anticastristas puede que las haga mejores, menos vulnerables, más a la altura de la Patria, y de lo que José Martí y del periódico epónimo deseaban: un lugar con todos y para el bien de todos.

 

 

 

  

 

 

 
 
 

Commentaires


Contacto

Thanks for submitting!

© 2023 by Train of Thoughts. Proudly created with Wix.com

bottom of page