EN POCAS PALABRAS
- Francisco Almagro
- 1 jun
- 3 Min. de lectura
Sigue la pista... de Internet
Foto Unplash

Por Francisco Almagro Domínguez
En la Isla todo parece tan absurdo que si Ionesco, creador del teatro con el mismo apelativo, hubiera nacido en el caribe insular, algo mucho más original hubiera escrito que La Cantante Calva. Para gloria de nuestras letras, Virgilio Piñera predijo con su dramaturgia que la única manera de acercarse a la realidad cubana era a través de lo irracional y paradójico. Por los años y los palos que nos ha dado la vida, debíamos estar acostumbrados a que el régimen funciona desde el contrasentido, lo absurdo, la incoherencia hecha “carne y espíritu”.
Es así como que parece una estupidez no lo es: el monopolio cubano de las comunicaciones ETECSA ha puesto una cota de 360 CUP al mes para los datos móviles a nacionales. De ahí en adelante las tarifas aumentan de manera exponencial, haciendo casi imposible para el ciudadano común, “sato”, acceder a la autopista de la información.
La explicación del régimen parecería lógica si no tuviera trasfondo. Aducen que las tecnologías de la comunicación, el mantenimiento y el acceso a ellas se han encarecido, y amenazan con seguir aumentando de precio. Es cierto. Mas no por ello justifican el zarpazo. Rompiendo todos los esquemas habituales, la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), institución que responde directamente al régimen, y es el brazo secular estudiantil desde los primeros tiempos del Difunto, ha hecho cartas de protesta a su fiscalizador.
Pues no, colegas de la oposición en lontananza. La singularidad de la supuesta rebelión universitaria no está en ella como tal, sino en los muy lógicos y fácilmente reversibles argumentos: los alumnos y profesores tendrán limitado su acceso a las redes, el sitio donde las ausencias significan el regreso a las cavernas sin mito platónico. Los apresurados y calenturientos opositores quieren ver en esta “rebelión” universitaria -como la vieron años antes en la llamada “guerrita de los emails”- un signo de fractura ideológica e institucional.
Para quienes no conocen como opera el régimen es una visión presuntuosa, fallida. No existe ni existirá protesta publica desde el mundo institucional que no sea programada hasta en sus detalles más insignificantes por los operadores castristas; todas las acciones han sido meticulosamente estudiadas, y poseen doble y hasta triple propósitos. Es muy probable que tras las cartas y reuniones al pie del Alma Mater, el régimen acceda a flexibilizar y hasta facilitar paginas a estudiantes y profesores en las redes sociales.
Pero -siempre hay un pero- es una jugada rocambolesca porque podría ser un “reinicio” de quienes sí y quienes no deben usar el ciberespacio. Es el régimen, y la eficiente Seguridad del Estado quienes controlan el “peligroso” mundo de la información para las mentes con estudios superiores. Detrás de la crítica vendrá la calma en las filas de la oposición oculta, en realidad la más importante, esa que murmura y potencialmente conspira debajo de cada columna y en la oscuridad de un anfiteatro en la Colina Universitaria.
Una vez reciclada la Internet para el mundo académico, la cuota de algunos CUP a la población en general intentara ser un mecanismo de decantación financiera. ¿Quiénes podrán pagar por saldos que triplican el actual? Sin duda, no será la mayoría. Las remesas enviadas a Cuba se emplean casi en su totalidad para suplir necesidades básicas, cada día mayores por la insuficiente gestión de un gobierno parasitario. Pedirle a un familiar que pague decenas de dólares más para comprar datos adicionales es una nueva puñalada al exilio.
De modo que el régimen, por enésima ocasión, cumple un doble propósito. Por un lado, obtener urgentes, imprescindibles réditos financieros, y por otro, eliminar mediante purga económica aquellos infelices que no puedan pagar miles de pesos por datos adicionales. Y quizás sea ese el objetivo primero: limitar la conexión a Internet de la mayoría de los compatriotas. El que no tenga Internet será como quedarse ciego y sordo. Avocados a una crisis terminal, económica e ideológica, controlar la supercarretera de datos es prioridad uno. Hoy día quien tenga el ciberespacio tiene el poder.
Cuando se trata con el régimen cubano hay que pensar siempre en que lo primero no es la economía sino la seguridad. La sobrevivencia del poder a todo costo. Es un principio que nunca debe pasarse por alto. Los analistas de inteligencia foráneos a veces subestiman la capacidad de mutación y la ilógica detrás de cada decisión del Castrismo. Es ahí donde los “madrugan” hace medio siglo. Los opositores nacionales y extranjeros siguen pista del dinero, y aquí el régimen ha roto ese molde. Piensan como en las clásicas novelas de suspense, y suspensos suelen estar. La pista para seguirlos siempre será preservar la seguridad del Estado ante que todas las cosas.
Comments