EN POCAS PALABRAS
- Francisco Almagro
- 7 jun
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El Bloqueo que viene
Foto Unplash

Por Francisco Almagro Domínguez
Durante más de cuarenta años los medios de propaganda cubanos han tenido éxito internacional, y en cierta medida domésticos, en poner como causa de todos los males lo que llaman bloqueo, en realidad un embargo. Explicar la diferencia entre lo primero, una acción de guerra, y lo segundo, una sanción comercial y financiera, carece de seriedad. Desde la época de la Ilíada, los troyanos sufrieron un férreo cerco de la ciudad. En los dominios de Príamo no entraba ni una cabra. Un embargo hubiera permitido a la gente de Agamenón salir y entrar de Troya, aunque no comerciar con las ciudades aqueas.
Ciertamente, el embargo al régimen involucionario causa daño. No es lo mismo traer petróleo de Texas que de Rusia -aunque el de Venezuela está a tiro de pájaro. No es lo mismo conseguir precios preferenciales en una economía como la norteña que regatear en el mercado internacional productos de segunda mano. Las transacciones en dólares, perseguidas por el mundo, afectan la disponibilidad del castrismo para comprar y obtener créditos. El embargo se ha flexibilizado en algunos aspectos. Pero negar que es un obstáculo para el régimen es también una falsedad. Ojo al gol: el comunismo cubano es declarada, histórica y descaradamente enemigo de los Estados Unidos.
La necesidad de la Involución cubana para quitarse de encima el embargo es crediticia. Crédito deriva de la palabra, creer, confianza, seguridad. Hoy el régimen carece de crédito, de confianza de los inversores, de seguridad en el retorno de las ganancias. Por eso necesita de los bancos más poderosos del Orbe; que las grandes compañías de tecnología, servicios e industria otorguen la facilidades de pago a mediano y largo plazos. Una economía absolutamente parasita como la cubana, destruido todo el tejido empresarial, y el talento humano en fuga, hacen imprescindible la apertura a capital fresco, inversiones. Eso daría, además, un espaldarazo a los deudores de Asia y Europa, esquilmados por los camaradas del Trópico, como ha sido por decenas de años de préstamos no resarcidos.
Lo que pudiera ser lógico, en el caso cubano es ilógico: necesitan dinero del capital pero no quieren el capitalismo. Creen, no sin alguna razón, que el poder económico termina siendo poder político. Esa puede ser la causa por la cual ni chinos ni rusos acaban de plantar bodega en la Isla. Van de promesa en promesa, no de yuanes y rublos a pesos cubanos. Hoy una posición geográfica de avanzada contra el llamado imperialismo yanqui no paga todo el petróleo y la infraestructura que la Isla requiere.
Parece que los tanques pensantes de la administración Trump han leído -y hablado- de esta contradicción insalvable. Ha llegado la hora de convertir el embargo en semi-bloqueo, para que si van a hablar, que en Cuba lo hagan con razón. En los últimas semanas el gobierno norteamericano ha tomado medidas que pudieran cambiar las reglas del juego.
Primero, reafirmó a Cuba como país que no colabora contra el terrorismo. Esa condición impide viajes, licencias de importación y exportación. Aumenta la presión a los bancos para no conceder créditos y revisar todas las transacciones de estos.
La segunda medida fue suspender el parole humanitario a cubanos, venezolanos, haitianos y nicaragüenses. Para los cubanos en particular es un golpe durísimo. El Continuismo se ha dedicado a exportar emigrantes “remeseros” en la medida que se caen los alquileres de médicos semi-esclavos. Casi medio millón de compatriotas estaban inscritos para acceder a esa opción migratoria, lo cual significaría un potencial envío a la Isla de miles de millones de dólares. La noticia de la suspensión de la mayoría de los visados a Cuba es la última. Las visitas a Estados Unidos para permanecer aquí, y ajustar la condición migratoria ya no será posible. Tampoco quienes van y regresan podrán acopiar alimentos y ropas para sus familiares, o comerciar los productos en las MYPIMES que han logrado sobrevivir. Los gobiernos anteriores habían ideado cerrar el grifo insular a través de las visas en terceros países. Esta vez ni viajando a Tombuctú un cubano conseguirá visa de turismo a los Everglades.
Al seguir la pista de la desecación se puede advertir que las próximas medidas irán más allá de un simple embargo. Eso incluye la suspensión de remesas, y la probable persecución a las agencias de viajes, remesas y paquetes a Cuba. La limitación o casi total suspensión de vuelos directos a la Isla, encarecería los viajes a través de un tercer país, e indirectamente afectaría las llamadas “mulas”, personas que por cuenta propia llevan dinero y mercancías.
Tanto ha clamado el castrismo por el fin de lo que llaman bloqueo, que el gobierno de Donald Trump ha decidido cumplir sus deseos. Implicados en una lucha geopolítica -que no es la suya ni tienen con que- los Continuistas cada día comenten más torpezas creyéndose, contra toda lógica, infalibles. Es así como han aumentado las tarifas de conexión digital, y se preparan para un verano caliente, sin luz ni agua.
No han seguido los consejos que de chinos y rusos: es hora del cambio, de buscar el “billete”, no de atrincherarse. Es preferible un aliado económicamente fuerte en el Caribe que un frente de combate lejano en geografía y patrimonio. Los funcionarios de la administración gringa lo ha dicho sin tapujos: todavía los comunistas no han visto nada. Ojalá no sea demasiado tarde
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